Este relato participa en el #OrigiReto2020 que organizan Stiby y Katty. Los prompts, y demás, los dejaré después del relato para no hacer spoilers.
El relato de este mes está relacionado con mi relato del mes pasado. Es la otra cara de la moneda, por decirlo de alguna forma. Sin embargo, puede entenderse perfectamente por sí mismo.
«Come on and show them your love
Rip out the wings of a butterfly»
— HIM (Rip Out The Wings Of a Butterfly)
Karek se cubre la boca discretamente con una de sus alas y contiene un bostezo. Le gustaría seguir en cama, enredado con Platine, como hasta hace diez minutos, pero cuando eres parte del Ejército Andromediano no es un lujo que puedas permitirte. Tu vida pertenece a Torku, General Galáctico de Andrómeda, y te levantas de cama cuando suenan las sirenas, aunque te apetezca quedarte con las antenas sensoriales escondidas bajo las alas de tu novia. La susodicha, a su lado, se balancea de un lado a otro, meciendo sus delicadas alas de un millón de tonos violetas, con sus grandes ojos negros entornados por el sueño.
Si no se hubiesen quedado despiertos hasta el primer amanecer…
No tiene mucho tiempo para lamentar su falta de sueño, la voz atronadora de Torku llamando la atención del ejército hace que se enderecen con las alas plegadas tras los hombros, las antenas tiesas y los ojos muy abiertos. El General Galáctico se alza imponente en su podio, con sus inmensas alas de tonos rojizos desplegadas.
—¡Ha llegado la hora! —brama desde los altavoces—. El Departamento de Infiltración ha encontrado una forma de burlar la seguridad del Ejército Terrícola apostado en una de las lunas de Júpiter en la Vía Láctea. —A su alrededor, Karek oye los murmullos de nervios y regocijo de sus compañeros—. ¡A las naves! ¡Con la luz del cuarto amanecer partiremos a la guerra!
—Oh no… —murmura Platine por lo bajo. Karek inclina una de sus antenas hacia ella y alarga la mano para tomar la de su novia y entremezclar así las emociones de ambos de modo que nadie pueda acusarla de traidora por no compartir el entusiasmo del resto por una nueva incursión en la Tierra.
Ella lo mira con sus inmensos ojos negros brillando con la luz dorada del agradecimiento y Karek le roza la mejilla con una esquinita de sus alas en señal de cariño.
Torku no se ha movido del podio. Karek lo mira, como lo miran todos. Aprieta con delicadeza la mano de Platine en la suya e inspira.
—El Equipo de Exploración tiene una misión especial —anuncia Torku—. Viajaréis por vuestra cuenta en busca de nuevos territorios a los que expandirnos cuando la Conquista de la Tierra haya terminado —añade.
Karek no puede evitar que se le pongan las alas un poco mustias. Como parte del Equipo de Exploración, siempre son los que van por delante. Encuentran nuevos territorios y evalúan su disponibilidad y la dificultad de conquista. Le gusta, porque le permite visitar lugares a los que creyó que nunca llegaría. Pero eso significa que, cuando llega la hora de tomar acción significativa, siempre se quedan al margen. El alivio de Platine, a su lado, es tan palpable que algunos de sus compañeros vuelven las antenas en su dirección con una curiosidad nada discreta.
Es lo que tiene que el servicio militar sea obligatorio para los Andromedianos, que puedes acabar con una pacifista en las filas y todo el mundo se extraña de que no comparta el entusiasmo de los demás por las matanzas.
Torku sale del podio en dirección a los campos de despegue y Bahba se sube al podio. No es tan imponente como Torku. Es pequeña y delicada, con unas alas de tenues tonos azulados, pero esa mirada negra con un acerado brillo rojo deja claro que no sólo encuentra nuevos territorios de matanza y conquista porque sea su trabajo, sino porque lo disfruta.
—¡Equipos, a las naves! —ordena con esa voz delicada suya.
Los Cuarenta de Bahba, entre los que se encuentran Karek y Platine, se dispersan en grupos de cuatro. De camino a la Mariposa Asesina, la nave que comparten, se les unen Rukh y Tanni, sus compañeros.
—Siempre nos perdemos lo más divertido —protesta Rukh agitando mohino sus alas de un color tan naranja como el primer amanecer.
—No veo qué hay de divertido en masacrar planetas enteros cuando podríamos relacionarnos con ellos de forma pacífica —comenta Platine mientras revolotean hasta la entrada de la Mariposa Asesina.
—Los terrícolas se lo merecen. ¡Destruyeron su planeta ellos solitos y llevaron a la extinción a nuestras primitas pequeñas! —masculla Tanni sentándose en el control de propulsores de despegue—. ¿Te da igual, acaso? —añade arqueando las antenas en gesto agresivo.
—¡No estoy diciendo que no me duela lo que hicieron con las pobres mariposas terrícolas! —protesta Platine apuntando las antenas hacia Tanni—. Pero si nos rebajamos a su nivel y extinguimos su especie del universo no somos mejores que ellos —añade, antes de girarse en un revuelo de alas y ocupar su puesto en los controles de dirección.
—No empecéis… —pide Rukh con las antenas bajas—. Estaría divertido ser parte de los guays, no los marginados de siempre, pero a mí tampoco me hace mucha gracia lo de matar.
—Matamos para comer —le recuerda Tanni.
—Algunos de nosotros nos alimentamos de néctar de flor —comenta Platine muy digna, acomodada en su puesto. Desde el asiento al lado del robot de comunicaciones, Rukh le choca las puntas de las alas en señal de acuerdo.
—Vamos a calmarnos todos —pide Karek mientras se coloca en su puesto ante el localizador interplanetario.
Un pitido resuena por la nave.
—¡Ay! Espera, Bahba, que pongo el audio de envoltura —pide Rukh apretando unos cuantos botones de su panel de control.
«Ah… ¿estamos? ¿Me oís todos?».
El «sí, Babha» lleva las voces de los cuarenta de Bahba repartidos en diez naves.
«Ha habido un ligero cambio de planes…».
El silencio reina en el audio de envoltura, el Equipo de Exploración formado por cuarenta Andromedianos esperando a escuchar lo que tenga que decir su líder.
«No vamos a explorar. Que le jodan a Torku. Usad la energía de los paneles solares para velocidad de ultraparsec y guardad el combustible para el viaje de vuelta».
Karek mira a Platine, sus alas mustias y sus mejillas de color lila tan pálidas que parecen casi grises. Rukh tiene un brillo azulado de aprensión en sus enormes ojos negros. Sólo Tanni permanece con las antenas erguidas y alerta, el tono amarillo de la ambición brillando en sus ojos negros.
«Ahí tenéis las coordenadas espaciales de nuestro destino».
Karek mira el localizador interplanetario. Puede ver las naves Andromedianas en su trayectoria trazada entre Cáncer y más allá, en su destino…
—¿La Tierra? —pregunta con incredulidad.
Platine y Rukh se miran con tristeza, pero Tanni agita las alas triunfal.
«En efecto, Soldado Karek de los Cuarenta. Nosotros también vamos a la guerra».
Karek ve una lágrima de color verdoso cayendo de uno de los enormes ojos de Platine y alarga la mano hacia ella. Él nunca ha dado más importancia a sus primas las mariposas de la Tierra, nunca ha sido dado a meterse en conflictos. Siempre ha querido hacer algo significativo por su pueblo, pero no necesariamente matar. Como a Rukh, lo único que le ha molestado siempre ha sido no ser parte de las cosas grandes.
Y ahora que ha llegado la hora…
«Iniciando el despegue automatizado».
«Tres».
«Dos».
«Uno».
Objetivo principal: (6) Narra una historia que suceda en el espacio. En este caso, en la constelación de Andrómeda.
Objetivo secundario 1: (G) Alibabá y los 40 ladrones. En este caso, Bahba y los Cuarenta de Bahba.
Obetivo secundario 2: (XII) Robots. En este caso lo he usado como objeto oculto, un robot de telecomuncaciones.
Objetos ocultos: (6) combustible y (12) placas solares.
Objetivo personal: Se menciona Cáncer. En este caso la constelación que hace referencia al signo del zodíaco.
Otros apuntes: 1. Milpalabrista (el relato cuenta con más de 1000 palabras). 2. Doble Dragón (es un relato de ciencia ficción).